Traspasemos los espejos
que nos reflejan, distorsionan
un yo a imagen de otro
como los nuestros, atados
al viceversa que somos.
Atrevesemos de la mano los espejismos,
mientras un crepúsculo eterno ilumina
mientras un crepúsculo eterno ilumina
ese pequeño espacio que nos pertenece,
tan pequeño, que es un simple punto,
una dimensión cero, un sueño,
una irrealidad.