martes, junio 16, 2015

Vishnu

Todo el océano de sus sueños cabía en un vaso. Cuando se removía en alguna pesadilla, el oleaje le mecía hasta que volvía a dormirse.

Es un vaso de agua lo que ofrecen las vírgenes a los viajeros cansados que llegan a la ciudad eterna.

Sobre el agua revolotean las luciérnagas, pero tú, abeja, vas directa a la flor. Después de beber de la flor del limonero, te fuiste enseguida a besar flores más dulces. Ahora entiendo que nunca beberás agua salada ¿Para qué tanta miel, abejita? ¿A qué dios vas a ofrecer flores tan secas?